Post Tenebras Lux

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martes, 29 de septiembre de 2015

"Para Nuestros Niños"- Joel Beeke y Heidi Boorsma



"Ninguno puede servir a dos señores" (Mateo 6:24 a)

Cierta vez, el Señor Jesús contó una historia sobre un joven rico. Este joven rico vino a Jesús preguntando lo que debía hacer para tener seguridad de que iría al cielo. Jesús le dijo que el debía guardar los diez mandamientos. El joven rico respondió: "He guardado los mandamientos desde mi juventud". Niños, ¿Ustedes saben quién fue la única persona aquí en la tierra que guardó los diez mandamientos perfectamente?
Jesús habló al joven rico que el debería entonces vender todo lo que tenía y dar el dinero a las personas pobres a su alrededor. Pero el joven rico tenía un problema. El amaba mucho todas las cosas que el poseía. Ciertamente el poseía muchas cosas buenas, porque leemos en la Biblia que el era rico. Jesús estaba investigando el corazón del joven para ver aquello que el amaba más : ¿o sus bienes materiales o a Jesús, el Señor de los cielos? Leemos en la Biblia que el joven se fue triste. El quería el don del cielo, pero no quería al dador de aquel don, Jesucristo.
Niños y niñas, nadie puede servir a dos señores. No podemos dar nuestro corazón a ambos: a Dios y al mundo. Este joven rico servía al mundo y amaba las cosas de este mundo. Las riquezas tenían el primer lugar en su corazón, por eso, el no podía dar su corazón a Dios. Las riquezas eran sus ídolos, los cuales el amaba más que a Dios, su Creador. Dios dice en su Palabra: "Hijo mío, dame tu corazón".
¿Cómo te sentirías, si tus queridos padres dieran mucho tiempo y amor a las cosas que ellos poseen, y nunca te dieran a ti amor o atención? ¿Te sentirías muy triste, no es así? Dios es nuestro Creador. El es el Padre de todas sus Criaturas. El desea que nosotros lo amemos y le sirvamos con todo nuestro corazón. ¿Vas a pedir entonces a Dios que te de gracia para amarlo más que a cualquier persona o cualquier cosa en esta vida?.

Extraído del libro, ABC de Dios para la vida, Knox Publicações PP34-35 (portugués)

Traducción : Adriano Canuto y Celeste Ontivero con permiso de Projeto Os puritanos 
Revista Os Puritanos Ano XVII: Nº1: 2009 p.18!

miércoles, 23 de septiembre de 2015

"La Diferencia entre la Mortificación Legalista y la Mortificación Evangélica" Ralph Erskine (1685- 1752)


1) La mortificación legalista y evangélica difieren en la procedencia de sus principios. La mortificación evangélica procede de principios evangélicos, del Espíritu de Dios (Ro. 8:13), "...mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis"; de la fe en Cristo (Hch.15:9), "...purificando por la fe sus corazones"; la constricción del amor de Cristo (IICo.5:14) "el amor de Cristo nos constriñe". Pero la mortificación legalista viene de principios legales como aplausos y alabanzas de los hombres, como los Fariseos; viene del orgullo y de la justicia propia, como Pablo antes de la conversión; del miedo al infierno; de la conciencia; del ejemplo de otros; de emociones comunes del Espíritu, y muchas veces del propio poder del pecado, cuando un pecado es colocado en lucha contra otro, como cuando la sensualidad y la justicia propia son puestas una contra otra. Tal vez, alguien no beba ni jure ¿Por qué? Porque está estableciendo justicia por sí mismo y por donde pueda obtener el favor de Dios; así tenemos un pecado luchando con otro.

2) Estos difieren en las armas que usan para combatir el pecado. El creyente verdadero lucha con las armas de la gracia, que son la sangre de Cristo, La Palabra de Dios, las promesas de la Alianza y las virtudes de la Cruz y muerte de Cristo (Gá.6:14) "Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí y yo al mundo". Pero el hombre bajo la ley lucha contra el pecado por las promesas y amenazas de la ley; el dice: "Por sus promesas: yo voy a obtener vida,y ganar el cielo, así espero hacer esto y más aún. Por sus amenazas dice: yo voy hacia el infierno y a ser condenado, sino hiciere esto y aquello. A veces el lucha con las armas de sus propios votos y resoluciones, que son su torre fuerte, hacia donde ve refugio pensando encontrar seguridad.

3)Estos difieren en el objetivo de la mortificación: Ambos sin duda buscan mortificar el pecado, pero el objetivo legalista es más específicamente los pecados externos, mientras que el verdadero creyente desea luchar como los Sirios recibían sus ordenes, que era, " ni contra pequeño ni contra grande, sino solamente contra el rey" esto es, contra la corrupción original. El cuerpo del pecado y de la muerte  perturba más que cualquier otro pecado en el mundo."¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Ro.7:24) Su gran esfuerzo es ver la simiente de la mujer aplastando la cabeza de la serpiente.

4)Estos difieren en las razones de contexto. El creyente, a quien la gracia enseña a negar toda impiedad, lucha contra el pecado porque el deshonra a Dios, se opone a Cristo,entristece el Espíritu y hace una separación entre él y su Señor. Pero el legalista lucha contra el pecado, porque quita su paz, perturba su conciencia y lo maltrata, además de traer ira y juicio sobre el, Los niños pueden no jugar en el polvo, no porque este ensucia la ropa, sino porque cae en los ojos y les incomoda; así los legalistas no quieren entrometerse con el pecado, no porque compromete las perfecciones de Dios y ensucia sus almas, sino solo porque los perjudica. No lo voy a negar, pero se que hay muchas de estas motivaciones incluso entre los piadosos.

5) Estos difieren en las motivaciones y fines. El creyente no sirve al pecado porque el está vivo para Dios y muerto para el mundo (Ro.6:6) El legalista abandona el pecado no porque el este vivo, sino para que pueda vivir. El creyente mortifica el pecado porque Dios lo ama; pero el legalista, para que Dios pueda amarle. El creyente mortifica el pecado, porque Dios fue reconciliado con el; el legalista mortifica para pacificar a Dios por medio de la mortificación. El puede conseguirlo por un tiempo, pero aún así será para conseguir llegar a la gloria, haciendo de su propio esfuerzo todo el fundamento de su esperanza y consuelo.

6) Estos difieren en la forma de mortificar. El legalista no se opone al pecado violentamente buscando su destrucción final; si el puede tener el pecado sometido, no buscará apuñalarlo ; pero el creyente, por naturaleza tiene como principio odiar el pecado,el lucha no solamente para verlo debilitado, sino para extirparlo. La "disputa" es irreconciliable; no hay términos de acomodo o acuerdo, ninguna tregua es permitida, como sucede con los hipócritas.

7)Estos difieren en extensión y alcance de la lucha. No solo objetivamente el creyente odia cada camino falso, sino también subjetivamente; todas las facultades del alma del creyente, cada parte del ser de un regenerado es contra el pecado. No es así con el hipócrita o legalista; el evita un pecado u otro, pero su oposición al pecado se encuentra en la conciencia; a la luz de su conciencia se opone a tal pecado, pero su corazón lo aprueba. Hay también una diferencia en cuanto al tiempo; mientra la oposición legalista al pecado es de corta duración , en el creyente es hasta el fin; gracia y corrupción siempre se oponen

8)Estos difieren acerca de su éxito. Todo creyente que lucha contra el pecado, tarde o temprano prevalecerá. Aunque no siempre acertando, a veces perdiendo una batalla, pero al final el gana la guerra, pero el legalista, a pesar de todo esfuerzo que hace, realmente nunca alcanza algún progreso. Tal vez someta algún pecado actual, pero la naturaleza corrupta nunca cambia; no logra un nuevo corazón: su dura cerviz, que se opone a Dios, nunca es quebrada; y cuando consigue vencer algún pecado, otro peor asoma su cabeza. En verdad, todo pecado y polución que cada fariseo abandona, y todo bien que cada uno de ellos realiza, los hace mas orgullosos y fortalece aún mas los prejuicios incrédulos  contra Cristo, y esto se constituye el mayor y mas peligroso de los pecados.

Así ustedes pueden ver la diferencia entre la mortificación legalista y la evangélica y probar cada uno en si mismo.


Revista "Os Puritanos" (en portugues) AñoXVI:Nº1,2008, p30
Traducción: Adriano Canuto y Celeste Ontivero con permiso de Revista Os Puritanos

martes, 22 de septiembre de 2015

"La Santa Cena No Es Un Sacrificio" - Manoel Canuto




La doctrina Romana afirma que la Misa es un sacrificio idéntico al sacrificio de la Cruz (Catecismo de la Doctrina Cristiana- Católica Romana, pregunta 278). Afirma aún que es así porque Cristo, que se ofreció como víctima en el Calvario para Su Padre Celestial, se continúa ofreciendo de un modo incruento sobre el altar, cuando los sacerdotes católicos ministran la eucaristía. De esta forma la Iglesia Romana defiende que la misa es una continuación del sacrificio realizado por Cristo en la Cruz del calvario. De esta forma los romanos defienden que Cristo es crucificado de nuevo muchas, muchas veces. La diferencia seria que este acto hoy es sin derramamiento de sangre.

Afirman todavía que este supuesto sacrificio es tan eficaz para quitar el pecado del pueblo como fue el sacrificio de Cristo en el Calvario. Entonces, cada vez que una misa es celebrada, diariamente y millares de veces en todo el mundo católico, Cristo estaría siendo sacrificado y ofrecido repetidamente como expiación de los pecados del pueblo.

Si esto fuese verdad, la misa deja de ser un memorial, para ser un ritual en que el pan y el vino son transformados literalmente en la carne y sangre de Cristo- sería un sacrificio verdadero. Esto es rechazar la enseñanza de la Biblia que afirma que Cristo realizó un único y suficiente sacrificio al morir por Su pueblo:

"Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora , en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan" (Hebreos 9:24-38)

El Catolicismo Romano afirma que en el sacrificio de la misa, el sacerdote, que celebra el acto, se hace un "Alter Chistus", esto es "Otro Cristo", pues está sacrificando a Cristo en el altar y presentándolo como el salvador de las personas que participan del acto y librando las almas que están en el purgatorio. Es decir, el Cristo que esta en la hostia ( el pan consagrado y que faltando a la verdad, fue transformado en el cuerpo real de Cristo), esta verdaderamente sobre el altar y que los sacerdotes romanos lo tienen en su poder y en sus manos.

Nosotros, los cristianos creemos que todo eso es un sacrificio mentiroso y abominable a los ojos de Dios pues nunca puede ser el mismo sacrificio que el Señor Jesús realizó en el Calvario para remisión de los pecados de su pueblo. En la misa no hay ningún Cristo real, ni sufrimiento vicario y ni sangre derramada. Si no hay sangre derramada no hay remisión de pecados: "sin derramamiento de sangre no se hace remisión"(Hebreos 9:22). La misa en este punto es un desastre teológico, una monstruosidad doctrinaria y practica.

¿Qué piensan los reformadores con respecto a esta cuestión? Defendemos que la Misa es un acto idólatra y que la Cena del Señor siempre fue presentada en las Escrituras como una ordenanza y no como un sacrificio, siempre fue presentada como un memorial y no como un ritual perenne. Además de eso, Dios habla en todo el libro de Levítico que una ofrenda por el pecado no debía ser nunca una comida ni la sangre de animales y mucho menos la sangre humana era ingerida. El hecho de que en la Cena del Señor los elementos son comidos, es prueba clara que jamas esta Cena puede ser considerada como un sacrificio- es una celebración de una ordenanza, es un memorial.

Este número aborda la cuestión de la Santa Cena y trata de un aspecto importante, pero  descuidado en las iglesias históricas y reformadas de hoy. ¿Quién debe participar de la Santa Cena? Nuestro propósito es llamar la atención hacia nuestros orígenes reformados como a la importancia, seriedad, pureza y unidad en la ministración de la Cena del Señor. Nuestro deseo es rever la responsabilidad de los presbíteros, del liderazgo, en la celebración de este sacramento instituido por Cristo: La Santa Cena del Señor. Pero advertimos de los peligros de los excesos posibles que podrían suceder cuando se desea el celo en la casa de Dios. "no pensar más de lo que está escrito" (1Corintios 4:6 ).
Que esta revista traiga refrigerio a los lectores, pero también nos impuse a pensar mas en la importancia de la Santa Cena, tan descuidada hoy por el pueblo y por el liderazgo eclesiástico.
Buena Lectura!

Traducción del portugués : Adriano Canuto y Celeste Ontivero. Con permiso de Revista Os Puritanos
(Ano XIV:Nº2:2006 , P1, "A Mesa é do Senhor"Uma Ordenança Negligenciada. )

*Imagen: Juan Calvino negando la Cena a los libertinos.








lunes, 21 de septiembre de 2015

El Templo y la Adoración - Manoel Canuto

Los cristianos siempre enfatizan la importancia de vivir para adorar a Dios. Este es el fin principal del hombre. Las iglesias olvidan esta verdad cuando colocan las misiones como objetivo principal de la Iglesia. Pero el objetivo primordial de la Iglesia no esta destinado al hombre y si a Dios. De esa forma la evangelización es necesaria fundamentalmente porque Dios es el objetivo principal_ La adoración a Dios permanecerá eternamente, pero la evangelización pasará. El trabajo misionero tiene como objetivo primordial, en la visión bíblica y Reformada , no la regeneración del hombre para que el sea salvo, sino que sea un verdadero adorador. Aquí está la gran diferencia entre los luteranos y los calvinistas. La gran pregunta del reformador Lutero fue (está en lo correcto): "¿Cómo el hombre puede ser justo delante de Dios?". La pregunta que el reformador Calvino hacía era mas exhaustiva : "¿Cómo Dios debe ser adorado?" No es que Calvino haya descuidado la predicación y las misiones, pues en sus escritos, vida y la historia nos demuestran lo contrario. Pues bien, de forma muy resumida, podríamos decir que para los luteranos el gran pecado eran "las obras", para los calvinistas la "idolatría"- "... y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero ( 1Ts. 1:9).

La Biblia establece desde el A.T hasta el N.T un principio básico para la adoración y que regula el culto cristiano. No tenemos que ser esclavos de reglas y normas humanas ( principio "normativo") incluso sobre la base de la prudencia cristiana solamente. Pero en el Antiguo Testamento está establecido un principio "regulador" para la adoración aceptable a Dios: Todo aquello que no fuere ordenado en las Escrituras sea por mandamiento, ejemplo histórico, o deducción exegética, es prohibido por Dios. Los calvinistas no aceptan el pensamiento luterano de que aquello que no fuere expresamente prohibido por la Escritura, consecuentemente es permitido en el culto. Esto abre las puertas para invenciones y tradiciones humanas que entran en las iglesia a lo largo de los siglos.

Alguien podrá argumentar diciendo que si la Biblia ordenó que se hiciere un tabernáculo con sus dimensiones detalladas y precisas, además de sus rituales, utensilios y normas, tales como los muebles, los vestidos sacerdotales, los sacrificios de animales, el incienso, el aceite para unción , las ofrendas, los días santificados y posteriormente la construcción de un majestuoso Templo en Jerusalén, con coros y orquestas deslumbrantes y todo esplendor de su edificio, hoy estaríamos pecando en no tener estas cosas presentes en la adoración contemporánea.

Este número de la Revista "Os Puritanos" (Los puritanos) trata del Templo respondiendo básicamente a esa colocación. Veremos que todo lo que Dios estableció en la adoración veterotestamentaria con sus ordenanzas, eran tipos, figuras y símbolos sencillos, pero el glorioso culto cristiano del Nuevo Testamento después de la llegada del Mesías. El es el antitipo de los tipos del Antiguo Testamento. El cumple toda tipología y sombras del A.T. Todo era una copia y sombra de las cosas celestiales, pero el Señor Jesucristo  "obtuvo el mas excelente ministerio" (Heb.8:1-7)

No es mas imprescindible la existencia de templos suntuosos, ricos y llenos de figuras y símbolos, No hay mas necesidad de edificios santos, ciudad santa, tierra santa, sino de "casa espiritual" formada por "piedras vivas"- Este es el verdadero edificio y casa de Dios: El pueblo de Dios en todo el mundo que se congrega para corporativamente adorar al Señor. Los tipos del A.T se materializan en sus antitipo-Cristo.

Terry Johnson dice: "Los símbolos del Antiguo Testamento fueron temporales por naturaleza. El templo y todo en conexión a él, tuvieron sentido solamente para suplir una necesidad de la época. Ellos fueron una figura débil del Mesías, hasta que Su gloria fuese "vista" en Jesucristo (Jn1:14). Dice además: "Símbolos extraños, ritos y movimientos, inocentes en sí mismos  y tal vez hasta incluso significativos simbólicamente a los ojos, deben ser evitados sino son requeridos en la Escritura o no están estrechamente vinculados al culto. "Una visualización elaborada", dice Godfrey, "podría interferir en nuestro deleite espiritual, fijando nuestras mentes demasiado en la tierra". ( Adoración Reformada- Editora Os puritanos, en portugués).

Dios nos ayude a comprender porque nuestro culto debe ser simple, sencillo, sin embargo glorioso. El evangelio leído y predicado es una exposición de Cristo mucho mejor que cualquier símbolo material. El principio no cambia. El presbítero Paulo Brasil, nos dice "Cuanto más distante de Cristo, historicamente, más necesarias se vuelven las sombras y tipos. ...Cristo llegó no hay más necesidad de templo suntuoso, pues el templo es la iglesia, somos nosotros. Consecuentemente cesaron las prácticas del templo".

Traducción del portugués: Adriano Canuto y Celeste Ontivero , con permiso de Os puritanos, revista Año XVI: Nº11:2006)P.1



viernes, 18 de septiembre de 2015

¿Para quién es el Culto?- Peter Leithart

¿Para quién es el culto? "Para Dios, es claro", viene la respuesta. "El culto es nuestra respuesta a la gracia de Dios. En el culto damos a Dios la alabanza y la honra que El merece. Es verdad que nosotros podemos recibir algo en el culto, podemos ser edificados, pero ese es un elemento menor y secundario del culto. El culto es teocéntrico".

¿Culto "Verdaderamente Reformado"?

Eslogan como este han buscado definir el culto "Verdaderamente Reformado" en nuestros días. El énfasis es comprensible, visto que el culto moderno infundido con el carácter de la cultura pop se ha vuelto profundamente narcisista. Y  en relación a ese culto sensorial que busca que lo sensitivo, centrado en las necesidades del adorador, escritores reformados insisten en que el culto se relaciona con nuestro dar, no con nuestro recibir. Aunque suena como reformada, esa perspectiva es en la mejor de las hipótesis, una media verdad; falsa, en la peor de las hipótesis, y definitivamente mas arminiana que reformada.
Pero después de todo ¿qué esta incorrecto en decir que el culto es para Dios? Para comenzar, eso significa que el culto es puramente nuestra respuesta a Dios. Eso da a entender el siguiente cuadro: en algún lugar, fuera de la ocasión del culto, Dios me salvo. He sido salvo, tengo el deber de reunirme con el pueblo de Dios para agradecerle por Su misericordia y alabarlo por Su grandeza. Fuera de las puertas de la Iglesia, yo busque y encontré la gracia de Dios. Una vez dentro de ella, no soy mas alguien que busca la gracia , sino alguien que da gracias. No obstante es imposible que cualquier acción humana sea una respuesta pura y simple. Admitir esa posibilidad es asumir que podemos ser autónomos e independientes de Dios: una vez que El hizo una obra en nosotros, podemos responder a El sin necesitar contar con su continua operación en nuestras vidas. Eso es claro, es exactamente lo que la teología reformada niega.
La Escritura no dice meramente que Dios obra primero, y después nosotros respondemos. Ella dice que incluso cuando damos, estamos simultáneamente y principalmente recibiendo. Consecuentemente, no es que somos recipientes de la gracia de Dios hasta que crucemos la puerta. Pero confiamos en la obra de Dios en nosotros en el culto tanto como en cualquier otro lugar, y es solamente porque actuamos por el poder del Espíritu que nuestras acciones en el culto traen honra a Dios.
El culto, como todo lo demás en la vida cristiana, es por la gracia a través de la fe. Entrar por las puertas de una iglesia no transforma de modo mágico arminianos en calvinistas

Los Medios de Gracia

El segundo problema con esa perspectiva es que ella niega implícitamente el entendimiento reformado concerniente a los medios de gracia. De acuerdo con todas las Confesiones Reformadas, la Palabra y los Sacramentos son medios de gracia auténticos y efectivos, por medio de los cuales el Espíritu otorga la presencia y el poder de Cristo resucitado a los fieles de Dios.
"¿Cuáles son los medios externos a través de los cuales Cristo comunica los beneficios de la redención?, pregunta a la cuestión número 88 del Catecismo Menor de Westminster. Y su respuesta es que "la palabra, los sacramentos y la oración... a todos los cuales  hace él eficaces para la salvación de los elegidos". La Palabra y los sacramentos son los principales focos del culto y ambos son medios de Dios para "comunicarnos beneficios". El culto, así no se refiere principalmente a lo que nosotros hacemos ante el rostro de Dios, pero se refiere principalmente a lo que Dios esta haciendo en nosotros.
El culto del día del Señor es una acción divina: El nos llama a Su presencia; El declara nuestros pecados perdonados; El nos habla palabras de consuelo, reprensión y aliento; El nos alimenta en su mesa; y nos invita a entrar, nosotros entramos; cuando El nos absuelve de nuestros pecados, nosotros alabamos Su gracia en Su Hijo; nosotros nos estremecemos ante sus amenazas y creemos en sus promesas: nosotros comemos y bebemos de su banquete; y cuando el nos manda de vuelta , nos vamos. Pero esas son respuestas y dependen de la obra del Espíritu.

¿Suposiciones/ Premisas Humanistas?

Nosotros nos congregamos, en primer lugar, porque creemos que Dios prometió hacer ciertas cosas por nosotros. Ese parece ser el fundamento de lo que se puede llamar "culto en busca de lo sensitivo" pero nada puede estar mas lejos de la verdad. En realidad, los errores del culto contemporáneo tiene raíces en las propias suposiciones que estoy atacando aquí. El culto contemporáneo no está firme en la convicción de que la Palabra y los Sacramentos son medios de gracia genuinos. Es por eso que todo se ha convertido sustituto para la predicación de la Palabra y para la administración de los Sacramentos- historias y anécdotas , teatros de títeres, obras, sea como fuere. Los cultos contemporáneos no se basan en la premisa de que es Dios que está actuando en las reuniones de culto; lo que importa es lo que el grupo responsable por el culto esta haciendo para obtener la atención de los incrédulos en la audiencia.

Las iglesias reformadas que propagan la idea de que el culto del Día del Señor es para Dios, están simultáneamente adoptando muchas prácticas del culto moderno, y esto no ocurre por accidente. Ambas se origina sobre la misma teología litúrgica básica porque ambas niegan, al menos implícitamente,que el culto es ministerio de Dios para nosotros. De modo mas profundo, el problema es que esa perspectiva produce una forma de culto que no es verdaderamente teocéntrico porque no es centrado en el verdadero Dios. Esta forma de culto concibe al Dios que adoramos como alguna especie de potestad oriental, que se sienta en su trono pasivamente, mientras que su pueblo, reunido abajo , busca desesperadamente su agrado. Dios es de hecho un Rey exaltado, pero Su realeza no es de este mundo. El fue levantado en una cruz, adornado con una corona de espinas. El Se revela como Rey no al recibir nuestras dádivas sino al ofrecerse a Sí mismo.

Entrar en Su presencia en busca de misericordia, recibir sus dádivas, escuchar humildemente Su Palabra y alimentarse con gratitud en su mesa- esto es genuino teocentrismo cristiano.

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El autor , ministro de PCA, enseña en New St Andrews College en Mascow, Idaho. Este articulo fue reimpreso con el permiso de Credenda-Agenda, vol. 12, nº3

Traducción del portugues por Adriano Canuto y Celeste Ontivero , con permiso de Os puritanos Ano XII: Nº1,2014 P27.