Post Tenebras Lux

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miércoles, 11 de marzo de 2015

"El rompimiento del velo. Su carne" Gordon H. Girod

"He aquí, el velo del Templo se rompió en dos de arriba abajo" Mateo 27:51

Todos estamos familiarizados con las "siete palabras de la cruz". Pero ¿os habéis dado cuenta de que Jesús habló una vez más desde la cruz, que habló, no siete veces, sino ocho veces? Si no lo sabíais, no es extraño. ¿Cuándo oísteis un sermón acerca de la octava palabra de la cruz? Sin embargo, la "octava palabra" de la cruz no pude ser olvidada como si fuera accidental o de poca importancia, sino al contrario, puede decirse que la "octava palabra de la cruz" trastornó al mundo.

Si preguntáis por qué la octava palabra de la cruz recibe tan poca atención la respuesta es: Porque no es una palabra. ¿No parece contradictorio? Queremos decir que no fue una palabra inteligible o reconocible como palabra. Fue un grito, una exclamación ininteligible a los oídos humanos; sin embargo, adquiere profunda significación cuando es considerada como parte de una serie de sucesos sobrenaturales que surgieron de la cruz del Salvador, cuando El puso su vida en rescate por muchos. Solamente cuando miramos el carácter sobrenatural de estos sucesos que ocurrieron tras el grito de la cruz, entendemos por qué podemos decir que el grito trastornó al mundo.

El relato bíblico es corto y conciso. Se expresa en estas palabras: "Y Jesús clamó con grande voz y entregó su espíritu" "Y he aquí que el velo del templo se rompió en dos de arriba a abajo; y la tierra tembló y las rocas se hendieron; y las tumbas fueron abiertas y muchos cuerpos de los santos que habían dormido se levantaron..." (Mateo 27:50-52 )

Debemos principiar con el rompimiento del velo. Esto puede ser llamado el segundo de los milagros de la cruz, porque fue precedido de las tinieblas sobrenaturales a mediodía. Desgraciadamente, el carácter milagroso del rompimiento del velo ha escapado, según parece, a la atención de muchos. Un joven, en una clase bíblica, me puso el reparo: "Pero esto no fue un milagro. El terremoto causó el rompimiento del velo" Esto parece ser una suposición común, que el rompimiento del velo fue consecuencia natural del terremoto. Pero consiguiente, debemos parar atención a varias consideraciones que señalan el carácter sobrenatural del rompimiento del velo.

Primero. Si uno lee el relato de las Escrituras con especial atención para observa el orden de los sucesos, descubrirá que el velo fue roto antes de que la tierra empezara a temblar. En orden de sucesión, el rompimiento del velo precedió al terremoto, y si mantenemos la idea  de causa y efecto en los sucesos que ocurrieron en esta hora alrededor de la cruz , el clamor de Cristo precedió tanto al rompimiento del velo como al terremoto. El grito de los labios de Cristo parecería haber puesto en movimiento toda la serie de milagros. Resonaba aún el eco del clamor de Cristo cuando la tierra empezó a temblar , las rocas se hendieron y las tumbas se abrieron. He aquí porqué ha sido dicho figuradamente que éste es el grito que trastornó el mundo. Y esto no puede ser negado en el sentido más amplio: el eco de este grito todavía no ha cesado después de veinte siglos.

En segundo lugar, cuando se produjo el terremoto y la tierra tembló el Templo quedó intacto. Estudiaremos este fenómeno más intensamente en otra ocasión y descubriremos que fue el terremoto más extraordinario que ha tenido lugar en todos los tiempos. Aun cuando el terremoto fue de tal magnitud que las rocas se hendieron y las tumbas fueron abiertas, ningún edificio quedo dañado; específicamente, el Templo, la estructura que más nos interesa, quedó intacto. Ni en la Historia sagrada ni en la secular encontramos ninguna indicación de que el Templo de Jerusalén fuera dañado por aquél. No se desmoronaron paredes que rasgaran el velo, ni cayeron vigas del techo que pudieran destrozarlo. Cuando la tierra cesó de templar, el Templo no tenía señales de daño o destrucción.

En tercer lugar, el velo estaba colgado fijamente. No se hallaba sujeto a ninguna parte, sino colgado por anillos de oro puestos en una vara. Así tenía libre movimiento sobre la vara en que estaba colgado. Aun cuando el Templo hubiese sido destruido o demolido; aunque se hubiese derrumbado , es dudoso que el velo se hubiese partido en dos. Podía haber sufrido daño, podía haber quedado ensuciado, ya que con toda probabilidad habría sido hallado bajo un montón de escombros; pero es altamente improbable que se hubiera partido en dos, porque la libertad de movimientos que le producía el estar pendiente de anillos no ejercía ninguna tensión sobre su material. No; el velo no fue destrozado ni roto en dos partes por fuerzas naturales. Cuanto más estudiamos el relato de las Escrituras más ciertos estamos de que no hay explicación natural para el rompimiento del velo. Fue un acto inmediato, directo, de Dios. Si preguntáis : ¿cómo hizo Dios que el velo se rompiera? La respuesta puede ser: sin instrumento visible alguno. Por supuesto que Dios podía haberlo hecho de otra manera; podía haber enviado un rayo de las nubes que lo hubiera partido de arriba abajo con su ardiente calor.  Podía haber hecho partir el velo por la espada del ángel Miguel. Dios podía haber enviado el querubín que se puso en la puerta del jardín del Edén, cuya espada se revolvía a todos los lados. Evidentemente, había habido cierta razón para ello, ya que este querubín fue el que impedía a Adán volver a entrar en el jardín del Edén después de su pecado. El primer Adán creó una barrera entre Dios y el hombre por su pecado, ahora el segundo Adán quitaba la barrera, reconciliando el hombre con Dios. Habría sido, pues, bien propio si lo hubiera hecho así, pero Dios no escogió enviar el querubín de la flameante espada, ni empleó ningún otro medio o instrumento visible para romper el velo.

¿Cómo, entonces, hizo Dios que el velo se rompiera en do de arriba abajo? Debemos recordar que es el Dios que llamó a los mundos a su existencia con sus soberanos labios, el Dios que puso el sol y la luna en los cielos con una palabra. El habló y se hizo.

En cuanto a la relación del grito de Cristo desde la cruz y el rompimiento del velo, las Escrituras declaran : "Y Jesús clamó otra vez y el velo del Templo se rompió de arriba abajo" Una palabra de sus labios fue lo que causó el rompimiento del velo.

Para apreciar el significado de este acto de Dios debemos comprender el simbolismo del velo. El Templo era sucesor del Tabernáculo. Algunos detalles del Templo diferían de los del Tabernáculo, pero el del velo era exactamente igual en ambos. Por lo tanto, tenemos que entender el significado y objeto de este velo viniendo al Tabernáculo original, cuyas particularidades Dos mismo planeó y dio por escrito a Moisés.

El Tabernáculo se dividía en tres partes o compartimentos conocidos como el atrio exterior, lugar santo y el lugar santísimo. Tanto el lugar santo como el lugar santísimo estaban en la parte interior de la sagrada tienda. Al lugar más interno del santuario, llamado "lugar santísimo", sólo se podía pasa a través del lugar santo. Al pueblo ( o la congregación, para emplea la terminología común) se le permitía sólo entrar en el atrio exterior. No podía entrar ni siquiera en el lugar santo, pues había u velo a la puerta que cerraba toda visión. Sólo los sacerdotes podían entrar en el lugar santo y allí diariamente llevaban a cabo sus ministerios sacerdotales. Pero ni aun  a los sacerdotes se les permitía entrar en el "lugar santísimo" y mirar lo que había allí. Su vista era ocultada por un segundo velo que colgaba a la entrada de este aposento más interior. En el "lugar santísimo" había el arca del Pacto, con su cubierta de oro, llamada propiciatorio. Allí estaban los querubines y se manifestaba la nube de gloria llamada "shekinah", que era la presencia de Dios mismo. En este lugar sólo podía entrar el Sumo Sacerdote una vez cada año, y solamente después de haberse limpiado del modo propio, segú las ceremonias de la ley.

En vista de estas consideraciones, notad el significado del velo. El primer velo que separaba la congregación del lugar santo era una barrera visible impidiendo al pueblo laico, o iglesia del Antiguo Testamento, acercarse a la presencia de Dios a causa de su pecado. El segundo velo cerraba el paso del "lugar santísimo", a la misma presencia de Dios, aun a los que eran ordenados al sacerdocio.

El velo era un símbolo real de la barrera que ha levantado el pecado entre el pecador y Dios. Precisamente porque El es un Dios santo, el hombre pecador no puede entrar en su presencia. El velo habla de la más desastrosa consecuencia del pecado: la separación del pecador de Dios.

Adán descubrió esta verdad al amanecer de la historia humana. Tan pronto como hubo pecado fue arrojado del jardín donde había estado paseando y hablando con Dos. Ya no había lugar para él en el jardín del Paraíso, fue echado fuera y las puertas cerradas. Ante la puerta estaba el querubín con la espada llameante, que se revolvía a todos los lados, negado a Adán la entrada al lugar donde había conocido la presencia de Dios.

El incrédulo puede no reconocer las desastrosas consecuencias de la separación de la presencia de Dios y decirse a sí mismo falsamente:  " Yo me he arreglado bien sin Dios por algunos años"; puedo, pues, muy bien pasarme sin El" Esto es porque falla en reconocer su dependencia de Dios momento tras momento. Ciertamente, no goza de comunión con Dios como hace el creyente, pero todavía no ha sido arrojado de la presencia de Dios a la desolación de una separación absoluta. Por esto no tiene el adecuado concepto de lo que significa ser separado totalmente de Dios. Esto es lo que le espera en la otra vida . Cuando venimos al Calvario podemos aprender lo terrible que es ser separado totalmente de Dios. Si hubiésemos estado al pie de la cruz, en las tiniebla, cuando aquella terrible oscuridad cayó sobre la tierra, que causó a su vez el más absoluto silencio, oyendo el grito que salio de los labios de Cristo, el grito agonizante que ha atravesado a las edades: " ¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ", habíamos comprendido lo que significa ser arrojado totalmente de la presencia de Dios.

Sólo cuando el terrible sufrimiento de la cruz fue completo  y la justicia de Dios satisfecha; sólo cuando la ira de Dios hubo sido derramada y Cristo pudo decir: "Consumado es" , entonces volvió a clamar con una grande voz y el velo del Templo fue partido.

¿Qué significa este rompimiento del velo? En primer lugar, el rompimiento del velo fue el anuncio de parte de Dios de que el precio del pecado había sido pagado. El velo era un símbolo de la incapacidad humana para venir a la presencia de Dios. El pecado había levantado el velo, pero ahora el pecado había sido quitado. El había llevado sobre su propio cuerpo el pecado, nuestro pecado.  Lo había llevado a las tinieblas y dejado allí. Puesto que el pecado había sido quitado, la barrera simbólica tenía que ser removida, por eso el velo fue roto en dos. Esto era, por tanto, el testimonio de que el precio del pecado había sido pagado. La declaración de parte de Dios mismo de que la divia justicia había quedado satisfecha.


Muchas veces habéis sido testigos de algo semejante en relación con las transacciones comerciales. Un hombre de negocios toma prestada una suma de dinero de un Banco. Firma una nota por aquella cantidad recibida. Noventa días después tiene que pagar aquella misma cantidad de intereses. El empleado del banco recibe el importe y le entrega la letra que antes retenía en su poder.  El deudor ya puede romper la letra de cargo y destruirla; ya no tiene ningún valor, la deuda ha sido pagada. Así Dios tomó el velo que por siglos había estado como signo de la deuda del hombre a Dios, y ahora, habiendo sido pagada, lo rompió en dos de arriba abajo.

El último sonido emitido por Jesús atestigua este hecho. Era el grito sin palabras; pero fue este grito el que rompió el velo, hizo temblar la tierra y abrió las tumbas de los santos. Era un grito de victoria. La batalla había terminado; la victoria, obtenida; la redención, cumplida; el precio había sido pagado. Con este grito el velo del Templo fue roto. El mismo grito que anunció que el pecado había sido pagado rompió el velo en dos. Una vez que El hubo quitado el pecado para siempre, el velo que cerraba la entrada a la presencia de Dios tenía que ser quitado.

El sacerdocio judío debía reconocer el significado de esta señal mucho mejor que lo que podemos hacerlo nosotros. Que muchos de ellos lo comprendieron lo veremos dentro de un momento. Eran las tres de la tarde y a esta hora sucedieron muchas cosas. Las tinieblas fuero levantadas de la tierra, el grito de victoria salió de los labios de Cristo, el velo fue roto. Tomad nota de la hora, pues es muy importante. A las tres dela tarde es cuando empezaban los sacrificios del Templo. Podemos comprender que en aquella hora toda la compañía de los sacerdotes estaba en el lugar santo, ante el velo, que estaba al otro lado del altar del incienso. Esto es precisamente lo que Dios quería. La hora había sido fijada desde la eternidad. Aquellos que más directamente eran responsables de la muerte de Cristo pudieron ver el rompimiento del velo. Mientras estaban allí preparándose para sus ministerios sacerdotales, de repente oyeron el clamor a distancia e inmediatamente el velo fue roto en dos ante sus ojos. Por primera vez su vista penetró en el "lugar santísimo" donde se hallaba la presencia de Dios. Ellos serían testigos de que mano humana no había tocado el velo. Ellos podían atestiguar que el velo no había sido rasgado , que ninguna pieza sólida del Templo había caído sobre él; podían dar testimonio de que Dios mismo había roto el velo. Ellos lo habían visto y podía conocer su significado. ¡Claro que sí! ¿Cómo podemos nosotros estar seguros de que lo entendieron? Porque leemos que tan pronto como el Evangelio fue predicado en Pentecostés... "un gran número de los sacerdotes obedecía a la fe" (Hechos 6:7).

Era totalmente imposible que tal cosa sucediera. Estos fueron los hombres que habían tratado con el traidor, pagando a Judas su "moneda de sangre" para que guiara sus esbirros a Cristo. Eran los hombres que se habían sentado en juicio ante El en el tribunal de los judíos; los que habían excitado a la multitud a gritar : ¡Crucifícale!, ¡crucifícale!, y ahora ellos estaban en el rebaño de Cristo. "Obedecía a la fe Cristiana" ¿Cómo podía ser? Es que aquellos hombre habían oído el grito a distancia y tras el grito habían visto el velo romperse en dos. Sabían el significado del rompimiento del velo : el Mesías de la profecía, el Redentor por tanto tiempo esperado había venido y, por tanto, el pecado había sido quitado. Estos hombres no habían sido convencidos por los milagros de Jesús. Cuando El apaciguó tempestades, curó enfermos, cojos, ciegos y hasta levantó algunos muertos, no creían; pero ahora ellos conocían; con sus propios oídos había oído el penetrante grito desde la cruz, y con sus propios ojos habían visto romperse el velo en dos. Sabían que el pecado había sido quitado, y por esto "un gran número de los sacerdotes obedeció a la fe".

En segundo lugar, el rompimiento del velo era el anuncio de parte de Dios de que el gran Sumo Sacerdote había realizado su Obra y, por tanto,  el oficio sacerdotal humano tenía que se quitado. Sólo se permitía al Sumo Sacerdote entrar adentro del segundo velo, pero ahora "el velo había sido quitado"(Hebreos 6:20). Así leemos que Dios le hizo a El, a Cristo "sacerdote para siempre". Y en otro lugar, que El había cumplido el sacrificio por sí mismo. Lo que todos los otros sacrificios , a través de las edades no habían podido hacer (Hebreos 10:11-12) El lo había hecho; había pagado el precio del pecado

En relación con esto debemos recordar la doble capacidad con que Cristo obró en la cruz. Sabemos bien que El era el sacrificio por el pecado. Como tal tomó nuestro lugar, soportando la ira de Dios; pero al mismo tiempo era el "Sumo Sacerdote" que ejecutaba el sacrificio de la cruz. Como tal se sacrificó a sí mismo. Esto lo tenemos claramente expuesto por sus propias palabras cuando dice : "Nadie me la quita ( mi vida) mas yo la pongo de mí mismo" Algunas veces nos referimos a este hecho porque los hombres deben conocer que el Cristo crucificado no es la víctima impotente de la cruz, sino que El se dio a sí mismo, libremente, a la muerte de cruz. Ahora debemos verle como el gran Sumo Sacerdote  por otra razón, porque es capaz de cumplir un perfecto sacrificio por el cual eliminó el oficio terreno del sacerdocio para siempre.  ¿Por qué? Porque el Sumo Sacerdote tenía una tarea específica a realiza: él rociaba la sangre de los animales sobre el propiciatorio. ¿Por qué ?¿Porque la sangre de animales podía satisfacer la justicia de Dios? De ninguna manera. El rociamiento de aquella sangre simplemente simbolizaba la sangre del Salvador. Ahora la sangre del Redentor había sido derramada y con el derramamiento de su sangre el precio del pecado había sido pagado. Siendo cumplida la tarea, el oficio tenía que ser abolido.

Recordemos que tan sólo al Sumo Sacerdote  era permitido pasa más allá del velo, a la presencia de Dios. Ahora el velo había sido roto, destruido, abolido, quitado; ya no había mas barrera a la presencia de Dios. Por esto es que todos los que están "en Cristo" pueden venir a la presencia de Dios por sí mismos. No necesitan ningún representante que compadezca ante Dios a su favor. Nosotros podemos entrar a la presencia de Dios por nosotros mismos.

Nuestro propósito no es señalar constantemente los errores de la iglesia de Roma; pero al mismo tiempo tenemos que estar seguros nosotros mismos y enseñar a nuestros hijos por qué no tenemos sacerdocio en la iglesia protestante. Porque esto fue quitado con la muerte de nuestro Señor. El sacerdote es una persona que está entre el hombre y Dios; sin embargo, ahora hay "un solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Tim. 2:5) Tenemos que entender, además, que esto no es sólo un interesante punto de Teología que podemos aceptar o suprimir sin grandes consecuencias; por el contrario; aquí radica el corazón mismo de nuestra fe. El que un hombre usurpe el lugar de Cristo, ocupe su lugar y tome para sí  el mismo título de sacerdote, es , no sólo una presunción, sino un grave deshonor a Cristo y a su muerte en el Calvario.

No podemos cometer mayor pecado que éste : deshonrar a nuestro Señor y a su muerte. Debemos dar gracias cada día a la misericordia de Dios  que levantó reformadores, hombres como Lutero y Calvino que, con riesgo de sus propias vidas, nos retrotrajeron a las puras doctrinas de la Palabra de Dios . Sugerir que "no somos diferentes" a la iglesia de Roma es no sólo hacer un gran deshonor a estos hombres, sino mucho más seriamente, a nuestro Señor y a su muerte sobre la cruz.

Además, no debemos creer en u sacerdocio especial, porque la Biblia enseña que todo creyente es un sacerdote delante de Dios. Así, leemos: "vosotros sois real sacerdocio... para que proclaméis las virtudes de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable" (1Pedro 2:9). Esto es una consideración de no poca importancia . Hemos dicho que nosotros no creemos en un sacerdocio especial, pero con toda seguridad creemos en un sacerdocio general, como Martín Lutero lo expresó en El sacerdocio Universal del Creyentes.

Esto nos lleva a un tercer aspecto del rompimiento del velo. El rompimiento del velo fue el anuncio de parte de Dios de que el camino estaba abierto desde entonces a todos los redimidos para entrar en la presencia de Dios. Esto es lo que queremos significar cuando hablamos del sacerdocio de todos los creyentes. Cada persona que es un verdadero creyente puede entrar en la presencia de su Dios. Por esto leemos: "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por la sangre de Jesucristo,, por el camino que El nos consagró nuevo y vivo, por el velo, esto es por su sangre , y teniendo un gran Sacerdote sobe la casa de Dios, lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe (Hebreos 10:19-22)

Esta declaración nos expresa el pleno significado e importancia del rompimiento del velo. Aquí aprendemos que el velo significaba su carne. Por el quebrantamiento de su cuerpo y el derramamiento de su sangre, el velo fue partido en dos. He aquí lo que Cristo obró en el Calvario. Destruyó la barrera entre el hombre y Dios, abrió el camino al hombre para volver a la presencia de su soberano Creador.

El significado de esta Obra que Cristo realizó en el Calvario a favor del hombre hizo al escritor de la carta a los hebreos exclamar : "¿Cómo escaparemos si tuviéremos en poco una salvación tan grande? (Hebreos 2:3) Esta debe ser siempre nuestra pregunta a los hombres: "¿Cómo escaparemos si tenemos en poco tal salvación?" ¿Qué le dirás a Dios en el último día si desprecias al Hijo de Dios y su Obra redentora?

Jesús habló de este asunto en una parábola: "Dijo que un propietario plantó una viña y se fue a un viaje, lejos, a otro país, dejando su viña a ciertos labradores (Lucas 20:9-18 ). Cuando vino el tiempo de la cosecha, el propietario envió a sus siervos a recibir el fruto de los labradores, pero éstos les trataron vergonzosamente , apeleando a uno, matando a oto y apedreando al tercero. Por fin el propietario dijo: "Enviaré a mi propio hijo, a él le tendrá respeto". Pero los labradores se dijeron a sí mismos: " Este es el heredero; venid, matémosle y la heredad será nuestra" Y le tomaron, le echaron fuera de la viña y lo mataron" Entonces Jesús preguntó: "¿Qué hará el señor de la viña a estos hombres?" Ellos respondieron : "Vendrá y destruirá a aquellos labradores..." Quizás algunos de vosotros diréis: ¡Ah!, esto es lo que los judíos hicieron con Jesús. Pero también lo hacéis vosotros, los que no le reconocéis como vuestro Señor y Rey, los que rehusáis inclinaros ante El. Vosotros le crucificáis de nuevo, diariamente , dice la Palabra de Dios.

Siendo así, ¿qué diréis en aquel día cuando El venga? ¿Cómo escaparéis si  tenéis e poco tan grande salvación? Estaréis en las tinieblas con los que clamarán : "Señor, Señor , ábrenos", para oír solamente las palabras: " No os conozco" Clamaréis a las rocas y a las montañas: "Caed sobre nosotros", sólo para descubrir que no hay escape. Rogaréis, como el hombre rico, una gota de agua para apagar vuestra lengua seca, sólo para que os sea recordado que hay un gran abismo entre los salvos y los perdidos. ¿Cómo escaparéis si tenéis e tan poco esta grande salvación? Por las misericordias de Dios rogamos, hermanos: "Reconciliaos con Dios"


Libro "Palabras y Portentos de la Cruz" Gordon H. Girod p . 121 -132

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